viernes, 22 de enero de 2010

Bibliotecas

Ayer visité la biblioteca de la sección de musicología de la Universidad de Utrecht, buscando nuevo repertorio para Seldom Sene. Recuerdo que uno de los primeros consejos que recibí de mis compañeros músicos cuando llegué a Holanda, fue que visitara este lugar, y allí he pasado muchas horas. Para mí, esta biblioteca era un ejemplo de "tolerancia musical", un lugar accesible, donde también aquellos que no pertenecen a la Universidad de Utrecht podían pasar horas hojeando partituras y copiar por un precio razonable aquello que les interesara.

Recientemente, la colección de humanidades ha pasado a formar parte de la biblioteca central de la Universidad. Ayer me sorprendió el nuevo aspecto y distribución del edificio, que ha estado en obras varios meses. Supongo que la renovación persigue una mejor organización y quizás también proveer un espacio más agradable y apto para el estudio.

Yo, sin embargo, prefería la vieja biblioteca. Primero, por aspectos prácticos: ¿qué necesidad hay de mover la sección de partituras a una habitación aislada en el sótano, donde la temperatura es de unos 35 grados centígrados? Y ¿por qué no hay carteles indicando dónde se encuentran las diversas colecciones? Espero que estos detalles mejoren a corto plazo - el edificio está recién abierto y es posible que queden algunos aspectos por pulir.

Pero mi gran pregunta es, ¿por qué ya no se pueden hacer fotocopias sin ser miembro de la biblioteca? Con esto, Utrecht deja de ser un pequeño paraíso para estudiantes y músicos.

Quizás haya una solución - una tarjeta a bajo precio para poder usar los servicios de la biblioteca durante un día, una inscripción a bajo precio para estudiantes de fuera de Utrecht, colaboración con otras universidades e instituciones. Pero la obsesión por el control parece haber llegado a Utrecht, y sigue colándose en cada aspecto de nuestra vida gracias a la tecnología. Dentro de un tiempo todos viajaremos con una tarjeta chip en el transporte público - en Holanda ya se está introduciendo- y cada uno de nuestros desplazamientos quedará registrados para siempre. Cada día somos un poquito menos libres.