martes, 29 de septiembre de 2009

Relatividad

Muchas veces repetimos la frase "todo es relativo", y a pesar de que algunos piensan (quizá con razón) que el relativismo es una de las lacras de nuestros días, a veces nos alivia y nos ayuda a poner nuestros problemas (o nuestras alegrías) en perspectiva.

Mi reflexión de esta semana no es particularmente profunda, ya que durante los últimos días he pensado en esta máxima con frecuencia pero por razones de índole más bien pragmática. Desde el martes pasado llevo ortodoncia y las molestias de los primeros días han implicado una serie de experiencias interesantes.

Los primeros días del tratamiento, los dientes se vuelven muy sensibles y el aparato parece ocupar toda la boca, dificultando el habla y sobre todo el comer de forma normal. Los alimentos duros o pegajosos están prohibidos, hay que lavarse los dientes hasta cuatro veces al día y con cepillos especiales, y algunos de los elementos metálicos rozan y causan pequeñas llagas.

Para relativizar estos pequeños inconvenientes he decidido aprovecharlos para observar y aprender de ellos. Y me he dado cuenta, entre otras cosas, de que comemos a una velocidad frenética (¿por qué sólo me he dado cuenta ahora que tengo que comer despacio...? Será que todo es relativo...) y también de, en general, comemos más de lo que necesitamos (en mi caso la cantidad de comida durante esta semana se ha reducido en aproximadamente un cuarto, y no he pasado hambre ni un sólo día).

También me ha servido la experiencia para observar la reacción de las personas de mi entorno. Hay de todo: los que no dicen nada (¿discretos? ¿tímidos?), los que se interesan "en serio", los que te compadecen, los que hacen bromas (algunos hasta pidiendo permiso con antelación) e incluso una pequeña proporción que parece juzgar mi tratamiento como si se tratara de una operación de cirugía estética...

Para mí esta decisión es una inversión para el futuro (quiero tener mis dientes sanos el mayor tiempo posible). Sin duda serán mucho más bonitos (según las normas estéticas dominantes) cuando estén perfectamente alineados, pero... A lo mejor dentro de un par de años me miro al espejo y no me reconozco. Me alegro de que el cambio vaya a suceder paulatinamente, porque creo que perder la distribucion característica de mis dientes de la noche al día me resultaría traumático, como si fuera una parte esencial de mi personalidad.

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