lunes, 31 de agosto de 2009

Hospitalidad

El pasado fin de semana viajé al Norte de Alemania (Bremen y Arnsberg) para actuar con The Royal Wind Music y tuve la ocasión de disfrutar de una hospitalidad extraordinaria.

Esta hospitalidad es tangible en términos materiales que incluyen una enorme cantidad de comida casera y recién hecha varias veces al día, alojamiento, paseos por la ciudad y asistencia en la preparación del concierto... Pero nuestros anfitriones tienen además pequeños detalles que son aún más significativos: en el caso de este fin de semana podría mencionar un bombón sobre la almohada la primera noche, galletas y botellas de agua mineral listas en la mesilla por si tenemos hambre o sed de madrugada, la confianza de entregarnos las llaves de su casa e invitarnos a entrar y salir cuando queramos, un brindis con cava después del concierto, un tarro de mermelada casera como recuerdo de despedida y mucho, mucho más...

Esta generosidad "material" expresa una hospitalidad que, sin embargo, es mucho más profunda y valiosa porque está basada en un interés auténtico del anfitrión por sus huéspedes. Interés por lo que hacemos, de dónde venimos, en qué trabajamos, en nuestra música, en cada uno de nosotros y en lo que nos ha traido hasta ellos, y en disfrutar de unas horas juntos compartiendo conversación y risas.

He tenido la fortuna de vivir esta generosidad en numerosas ocasiones en los últimos diez años, sobre todo en Austria y Alemania (pero también en otros países europeos y en los Estados Unidos) y recuerdo bien a la gran mayoría de las familias y hogares que me han acogido. Prueba de que el encuentro, aunque breve, fue memorable. ¡Muchísimas gracias a todos!


2 comentarios:

Anónimo dijo...

Hospitalidad, que palabra tan bonita. La cantidad de sensaciones que puede contener.

Quienes saben dar hospitalidad, merecen ser recordados y queridos como tu lo haces en tu entrada de hoy.

Los medios nos inundan con noticias de rechazo, de violencia, de desamor....pero pocas veces se da valor a estas virtudes individuales, domésticas, casi ignoradas y que son las que hacen que uno se reconcilie con la humanidad.

Creo que valorar como tú lo haces la hospitalidad recibida, es de espíritus sensibles.

Ana dijo...

Una verdadera suerte encontrar gente así...Me alegro mucho de que os hayais sentido tan bien acogidos!

Ana